La Voz del Colibrí

Comencemos porque si sucedieron, del 15 de mayo al 13 de agosto de 1923 en la calle de Bucareli, en la Ciudad de México se dieron 19 reuniones entre representantes de Álvaro Obregón y de Calvin Coolidge. Obregón buscaba que Estados Unidos avalara su presidencia y los estadounidenses tenían muchos asuntos con México.

Es el fin de la Revolución Mexicana. En la sombra, Venustiano Carranza está muerto tras la rebelión de Agua Prieta. Y el mundo aún pasa las penas de la Primera Guerra Mundial. La reorganización mundial es enorme, Estados Unidos se proyecta como súper potencia.

Tres años antes, en 1917 los alemanes pusieron a México en el centro de las preocupaciones Estadounidenses con el Telegrama Zimmermann. Telegrama que fue interceptado por la inteligencia Británica, y cuyo contenido proponía a México una alianza, que resultaría en la recuperación de los territorios de Texas, Nuevo México y Arizona. Nota curiosa, los alemanes no mencionan California. Shaitze!  

Así es el escenario para estas pláticas, de esas reuniones resultaron documentos acerca de los agravios a ciudadanos estadounidenses, agravios mutuos y las compensaciones a aplicar. En los temas estarían, el artículo 27 de la Constitución Mexicana, petróleo, recursos minerales. Y como consecuencia, los impuestos por desarrollar ese sector, al corazón de estas conversaciones.

Pero si bien estas partes son conocidas, e incluyen tantos ‘estira y afloja’, como cualquier otro tratado internacional, el tema son las secretas, ¡muy secretas! ‘las diez clausulas secretas’, que la leyenda, y tal vez el pretextos del derrotismo mexicano, señalan como vergüenza del entreguismo mexicano.

Ahora, el mundo también vería a un Estados Unidos, en lo más obscuros de su expansión e influencia por medios no convencionales, seguía la doctrina Monroe “que los poderes europeos no intervengan en el continente”. Vendría la estrategia estadounidense de desestabilizar, endeudar, reconstruir. El tiempo de una de las páginas más infames de la historia estadounidenses, la United Fruit Company. Vendrían más ‘mexicanos con precio’ y nuestros tres ¡al menos! presidentes en la nómina de la CIA: López Mateos, Díaz Ordaz y Echeverría. Esta política estadunidense hacia la región no solo era abierta y cínica, sino grotesca, más adelante, Philip Klutznick, secretario de comercio de Jimmy Carter, diría “no queremos otro Japón en nuestras fronteras”. Esta fue la estrategia de expansión estadounidense de 1904 al menos a 1970. Hoy podemos decir que el mundo ha cambiado, hoy existen organizaciones como la WTO World Trade Organization, que ha llegado a dar nuevos balances a países pequeños, cuando actúan en bloque. Y hay que decirlo, las cortes y tribunales internacionales de hoy, son parte del mundo futuro, abierto, justo y competitivo que muchos aspiramos a ver. Un mundo con “leyes creadas por la razón” y por esto vale la pena saber estas cosas.

Estas son las contrapartes en los tratados de Bucareli. Sin duda Estados Unidos tendría motivación, y mostraría esas costumbres, que dan pie –digamos hacen plausible- a que existieran esas cláusulas secretas, con intenciones, dominantes, expansivas y poco competitivas por el lado de los estadounidenses. Y de desesperación, maña y entreguismo por parte de los mexicanos.

Por todo esto es que de las cláusulas secretas -se dice- que amarran a México a mantenerse en el rezago en áreas estratégicas. En mi columna y en los esfuerzos de La Voz del Colibrí, estamos comprometidos por una principio que le llamamos ‘todas las voces’ por ello aquí menciono a personajes, como a –si el mundo tiene a Noam Chomsky, nosotros tenemos a Alfredo Jalife- quien es un analista político mexicano, y quien sostiene que efectivamente existen las clausulas secretas.

Hay que decir que hay múltiples otros personajes del medio político mexicano y documental, que niegan que ninguna ramificación de estos tratados pudiera tener efectos prácticos o legales que impidan nuestro desarrollo.

Y aquí si hay dos consecuencias que podemos ir trabajando, la primera es que no se encuentran rasgos o evidencia de estas partidas secretas, que la constitución mexicana, no las permitiría en la época, ni podrían ser ratificadas. Y sobretodo, esto es lo más importante, que ante tribunales internacionales hoy serían insostenibles limitaciones bajo estas ideas o que podrían ser confrontadas en múltiples formas.

Pero…

El dicho tratado terminaría el 31 de agosto de 2023. Y hay un par de cosas extrañas, por ejemplo sería el propio padre del Presidente Carlos Salinas, Raúl Salinas Lozano, Secretaría de Industria y Comercio de López Mateos, quien realizaría algunos oficios para que México pudiera construir motores, ¿México necesitaba permiso para hacer motores? También el ya mencionado Jalife, señala que la empresa mexicana IUSA pretendía hacer helicópteros, y sugiere que eso fue impedido por algún efecto de  dichos tratados. Y siempre queda la sombra de por qué México, que mediante el Instituto Mexicano del Petróleo, era capaz de producir su propia gasolina, pero qué no lo hiciera sino hasta muchos años después. Estas son preguntas que dan cuerda a quienes dicen que hay más “sombra que bicho” con este tema.

Ahora, posterior a la revolución mexicana, el México endeudado se enfocó hacia el mundo agrario. Mientras el mundo progresaba hacia la industria, nosotros sin idea de cómo aprovechar la innovación, a ciencia y la tecnología como fuentes de prosperidad. El porcentaje del gasto que usamos en ciencia se va a estudios que no están diseñados para generar prosperidad, un tema monstruo por sí mismo.

Y de frente y al centro te digo, nada detiene a México ni podría impedirle su progreso más que nosotros mismos, y la prueba en la región es Costa Rica. País del 2.5% del tamaño de México que hoy tienen un ingreso per cápita 114% superior a nuestro ritmo. Y lo hizo rechazando la receta de desarrollo que Estados Unidos les planteo. Con lo que hoy ese país es una excepción y muestra que nadie nos podía haber detenido más que nosotros mismos.

Y aquí estamos. ¿Qué sigue? Nada nos debe detener.

Recibe un gran abrazo y sigamos con máxima protección, pero sin miedo.- LFGG